cap 24 ley de murphy?

Todo sucedió muy rápido.

Ann estaba en el suelo, Adam y Brandon como estatuas junto a mi, Sebastián pidiendo ayuda y quitando con cuidado el metal de encima de Annie, mi madre y los padres de Annie saliedo al jardin... y yo obserando simplemente todo lo que sucedía ante mí sin inmutarme, sin reaccionar. Nada.



-¡Cathy, hija! ¿estas bien? ¿Qué paso? ¡Contesta, hija no nos espantes!- mi madre me sacudió y lo único que recuerdo a parir de eso es que todo se volvio oscuro.

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-Cathy-escuchaba una voz lejana. Auch, me dolía la cabeza... ¿dónde estaba? -Cathy...- decidií abrir los ojos y el techo de mi recámara apareció ante mi. Me dolía la nuca, mi me di cuenta de que tenía una venda alrededor de mi cabeza.



.¿Qué pasó, mamá?-



-Hmm...- me miró como evaluando si debía decirme o no - Pues bueno, Annie llegó con sus padres y su amigo a la casa, a buscarte para no se... algo dijo Ann de arreglar las cosas contigo o algo asi. El punto es que salió a buscarte al jardín con su amigo... su novio, al paraver. Luego sus adres se quedaron aplaticar conmigo de las universidades a las que Ann quería enrtar cuando se graduara, y de pronto escuchamos un ruido sordo, y uno de tus gritos-



-continua mamá...- dije, pero las impagenes habían regresado a mi cabeza... ¡Annie!



-Bueno, salimos, y encontramos a Annie... en brazos de su novio, que la sujetaba con cuidado mientras sacaba el teléfono, para llamar a emergencias, supongo. Annie no reaccionaba y tenía una herida en la cabeza... sus padres se espantaron demasiado y cuando vino la ambulancia por ella, todos, incluido Brandon, fuero a acompañarla. Ahorita debe de estar descansando, o tal vez ya en casa sana y salva. Adam, el otro chico, no se mivió inmediaamente y sólo te observaba mientras repetía una y otra vez "perdón perdón perdón Cathy". Sigue allá abajo, y se niega a irse sin hablar contigo. ¿Le digo que se vaya, porque todavía no reaccionas?-



-Me desmayé, mamá, no entré en estado de coma- respondí. -Dile que pase, por favor- me miró.



-Ah, bueno. Sirve que le regresas su teléfono celular, hija. No se cómo llegó hasta tus almohadas- dijo seriamente, mientras sacaba de debajo de mi almohada un teléfono negro, para luego dejarlo sobre mi mesa de noche. Demonios.